Todo
se acaba, todo llega a su fin. El III Reich se desploma ante mis ojos y
con las SS totalmente desintegrada, la guerra parece perdida. Ni
siquiera aunque hubiera encontrado el Santo Grial las cosas habrían
salido mejor. Todos me han defraudado, Alemania me ha defraudado. Así me siento
horas antes de contraer matrimonio con Eva Braun, que ahora mismo, es lo
único por lo que sigo con vida. Después del matrimonio, nos quitaremos la vida.
He probado un veneno con mi perra Blondi y parece que es efectivo. Nos
encontramos refugiados en el Búnker, ya que La Guarida Del Lobo
quedó arrasada por la bomba que colocó Stauffenberg para intentar
matarme, y a pesar de estar aquí, tampoco me siento a salvo, porque los comunistas
están a la vuelta de la esquina, pero no me encontrarán aquí para recibirlos.
Para entonces ya habré muerto y mis cenizas habrán sido esparcidas para no
dejar rastro. La República Social Italiana ha fracasado y según tengo
entendido, ayer, 28 de abril, Mussolini fue fusilado, y no pienso correr
su misma suerte. He oído hablar de la ODESSA, al parecer es una
organización secreta que se está poniendo en marcha para ayudar a escapar a los
miembros nazis. Yo no pienso huir, moriré en Berlín, moriré por Alemania.
Mi
nombre será recordado por y para siempre, He sido Canciller de Alemania, líder de un Imperio, el Tercer
Reich, y si de algo me enorgullezco es de haber convertido esta nación en la
más grande de Europa, y de defender los intereses de mi nación, la raza aria,
hasta el último suspiro, sin dudar, sin retroceder, sin ceder nunca ante el
enemigo. Así moriré y así se me recordará.
Pero todo tiene un principio, un momento en el
que mi vida dio un giro de 180 grados. Para mí, ese momento fue el comienzo de
la Gran Guerra, no lo dudé y me presenté como voluntario. Cuando la guerra
terminó, se instauró la República de Weimar, y se compuso el Reichstag,
se me hundió el mundo ante los pies. La derrota fue por culpa de los judíos y
los marxistas, ellos son los verdaderos culpables, traicionaron a su propia
Alemania, influenciados por la Komintern. En añadido a todo esto estaba
el Tratado de Versalles, donde nos culparon de los desastres de la
guerra, los cuales tuvimos que reparar. Fue lo más humillante que nos haya
podido pasar, una humillación que me tomé como personal y me juré que algún día
vengaría a Alemania.
Poco
a poco me fui adentrando en la política y haciéndome con el poder del Partido
Obrero Alemán que pasó a llamarse partido nazi o nacionalsocialista. En 1921 ya
era líder del partido y más tarde conocí a gente como Rudolf Hess y Hermann
Göring, los cuales me relacionaron con grupos sociales más altos que me
permitieron seguir avanzando en mi hasta ahora exitosa carrera política.
En
1923 se produjo el Putsch de Múnich, en el que intenté un golpe de
Estado que fracasó, y por el que pasé nueve meses en prisión. Durante mi
estancia entre rejas, pude ordenar todas las ideas que tenía en mente que
recopilé en una obra que titulé ´ Mein Kampf ´.
Después de muchos años
de esfuerzo, en 1933, fui nombrado Canciller de Alemania por el presidente
Hindenburg. En las elecciones de 1933, el partido nazi no obtuvo la
mayoría absoluta pero después de obtener la ley habilitante conseguí acabar con
el gobierno parlamentario y así poder controlar todos los poderes, instaurando
una dictadura.
Una vez hecho esto me
dispuse a coordinar la sociedad y nombré ministro de propaganda a Joseph
Goebbels. En poco tiempo, logré afianzarme en el poder, ocupando los
cargos de canciller y presidente de la República a la repentina muerte de Hindenburg,
nombrándome a mí mismo Führer.
Eliminé a los oponentes de mi propio partido y a colaboradores de dudosa
fidelidad durante la llamada «Noche
de los cuchillos largos», donde mandé a eliminar a diversos grupos raciales,
políticos, sociales y religiosos que consideraba enemigos de Alemania y razas
impuras, lo que me llevó a reasignar las directrices a los campos de concentración para la liquidación sistemática de comunistas, judíos, gitanos, enfermos
mentales y homosexuales.
También empecé a ejercer las Leyes de Núremberg,
mencionadas en mi obra ´ Mein Kampf ´.
En 1936, se celebraron
las Olimpiadas de Berlín, organizadas por Rudolf Hess. Me parecía una buena forma de demostrar
la superioridad de la raza aria sobre todas las demás, y la verdad que me quedé
muy satisfecho, ya que Alemania fue la que más medallas recibió.
Ese mismo año, comenzó la guerra civil española cuando el ejército, dirigido
por el General Francisco Franco, se sublevó contra el gobierno de la República. Franco me
pidió una petición de ayuda, así que envié tropas a España, la cual me sirvió
como banco de pruebas para mis nuevas armas de guerra, incluyendo el bombardeo
de ciudades, el zeppelín…
El 12 de marzo de 1938
conseguí el Anschlus de Austria a Alemania, es decir, su anexión. Era mi
primer gran paso en mi lucha por convertirme en el amo del mundo y no podía parar.
En
la Conferencia de Múnich me reuní con Mussolini, Édouard Daladier y Chamberlain,
y no dudaron en aprobar la incorporación de los Sudetes a mi gran
Alemania. En principio se trataba sólo de los Sudetes pero no tardé mucho en
hacerme con el resto de Checoslovaquia. Poco a poco me iba haciendo con Europa
y nadie me podía parar. El único que me vio venir desde lejos fue Churchill,
el Primer Lord del Almirantazgo y Primer Ministro del Reino Unido, pero todos
sus esfuerzos fueron en balde.
En
la noche de los cristales rotos di la orden de limpiar las calles de
judíos, de gitanos, de todos aquellos que no son arios para así poder purificar
a mi Alemania. Millones de judíos fueron asesinados bajo mi supervisión,
maltratados y llevados a los campos de concentración. Sé que es duro, pero esto
formaba parte del cambio.
En 1940 sigo
ganando territorios, pero lo que más me agradó, fue la conquista de París.
Tras mi clamorosa victoria, Francia firma un armisticio y acaba la guerra. La porción no
ocupada por nosotros fue controlada por un gobierno colaboracionista conocido
como la Francia de Vichy, cuyo Primer Ministro fue
el Mariscal Philippe Pétain.
Charles de
Gaulle inmediatamente se declaró en contra del gobierno de Vichy, y
proclamó la Francia Libre así
como llamó a la Resistencia francesa, varias colonias
francesas se unieron a la Francia Libre, si bien la mayoría se quedaron con
Vichy.
Los británicos no
confiaban en Darlan, que se había vuelto una figura importante en el gobierno
de Vichy, por lo que atacaron a la flota francesa estacionada en Mers el-Kebir,
lo que generó roces entre los aliados ingleses y franceses.
Hasta ahora todo
me había salido a pedir de boca, el río seguía su curso, las cosas me estaban
yendo bien y ya me sentía amo de Europa, pero cometí un error. En la Batalla
de Inglaterra las cosas no fueron bien, mi Luftwaffe no pudo
competir con la Real Fuerza Aérea británica y perdimos fuerza. Aún así decidí
atacar la Unión Soviética, rompiendo un pacto que había firmado en 1939 con Stalin.
El Afrika Korps,
dirigido por Rommel, fue derrotado por las tropas británicas, pues pese
a la inferioridad de condiciones, di la equívoca orden de luchar hasta morir.
Mientras, los
soviéticos, resistían bastante bien nuestros ataques en Leningrado, que
años después conseguirían arrebatármela.
La situación era
ya desesperante, los soviéticos empezaban a avanzar y mis tropas a retroceder,
había perdido la Batalla de Inglaterra y los británicos nos ganaban territorios
en África.
En Septiembre de
1941 puse en práctica la ´solución final´, que consistió en aniquilar
totalmente a la población judía. Para ello conté con la ayuda de Himmler.
Incluso llegué a un acuerdo con el Papa Pío XII para que no interviniera
ante la ejecución de estos crímenes. La
mayoría murieron en las cámaras de gas de los campos de exterminio que tenía
desperdigados por Alemania, como por ejemplo Auschwitz o Treblinka.
En diciembre de
1941 Hirohito dio la orden de iniciar el ataque japonés sobre la base
estadounidense de Pearl Harbor, lo que supuso que Roosevelt le
declarara la guerra a Japón y Alemania a Estados Unidos.
También perdimos
en la batalla de Stalingrado, y a partir de ahí tuvimos que retroceder
rápidamente porque los soviéticos se nos echaban encima. De nada me sirvieron
los cohetes V2 que mandé a construir, de nada.
El 6 de junio de
1944, los ejércitos occidentales aliados llevaron a cabo el desembarco de Normandía,
al norte de Francia y avanzaban directos a Alemania, liberando a Francia.
La derrota ya está
cerca, y ya en 1945 se celebra la Conferencia de Yalta y días después
los británicos y estadounidenses bombardean la ciudad de Dresde (Bombardeo
de Dresde).
Semanas más tarde,
los soviéticos se encuentran en la misma Berlín, en mi Berlín. Y aquí estoy,
escribiendo este diario mientras los bombardeos occidentales sacuden las
paredes del búnker, dispuesto a morir por mi país. Todo el imperio, que con
sudor y sangre había conseguido levantar, se ha venido abajo en un abrir y
cerrar de ojos. Mi hora ha llegado, moriré con la cabeza bien alta, en honor y
en reconocimiento a la esvástica que con orgullo llevo en mi corazón.
Adolf Hitler.
Completada la evaluación del blog. Felicitarte por el interés puesto en el uso de esta herramienta de comunicación, tanto de tu blog personal como en los colaborativos, e invitarte a utilizarla en el futuro. Enhorabuena.
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